Actualmente, el tratamiento más común de la piscina es mediante inyección de cloro. El cloro es un producto progresivamente en desuso, ya que origina graves problemas medioambientales y es perjudicial para la salud, provocando problemas oculares y dermatológicos.
El objetivo es sustituir el sistema tradicional de cloración del agua de la piscina por un sistema de generación de cloro, en bucle cerrado, por electrólisis. El fundamento del sistema es el uso de un electrodo microcontrolado que efectúa una reacción de electrólisis a partir del agua de la piscina, con una ligera concentración de sal común, de 4 a 6 gr por litro, prácticamente imperceptible por el usuario.
Las ventajas que se obtienen en la utilización de la hidrólisis, son las siguientes:
La instalación del clorador salino puede efectuarse tanto en piscinas de nueva construcción como en piscinas ya en uso, ya que consta principalmente de dos elementos fundamentales que son la célula de electrolisis y la fuente de alimentación, encargada de controlar el correcto funcionamiento del sistema.
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